lunes


Llevaba tanto tiempo perdida que el sur parecía un buen lugar hacia el que ir. Y es en esa calle oscura que lleva al oeste de mis deseos, dejada de la mano de Dios, donde me encontré por fin. Sin caretas, sin mentiras ni puñales, sólo yo. Nada es tan doloroso como enfrentarte a lo que pudo haber sido, a las posibilidades de éxito que dejamos en honor al fracaso. Que irónica casualidad que me encuentre en un momento así, en el que las esperanzas se desvanecen y tantos sueños acaban a tres metros bajo tierra. El dolor a veces es insoportable, y las ansias me consumen demasiadas veces para mi gusto. Pero hoy, he recordado lo que es reír simplemente por el placer de hacerlo. Hoy, por fin he vuelto a ser yo, y no recordaba lo bien que se sentía. No me engaño, siguen los mismos problemas, las mismas dudas y quizás peores miedos, pero hoy la sonrisa me sale un poco más natural.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho como escribes, es bonito y cierto, espero que digas escribiendo pásate por http://lasabiduriadelarana.blogspot.com/. :)

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