martes

Me gusta mantener mis promesas, aunque me hagan daño. Si te digo que estaré aquí, significa que estaré, no hablo en vano. Tengo mil y un defectos y manías que deberían preocuparte. Nunca guardo la leche en la nevera ni me duermo sin comprobar que las ventanas estén cerradas. Hace tiempo que escribo pero lo mantengo como algo semi-secreto que pocos conocen. No me gustan las coles y me dan auténtico pánico las serpientes. Me gusta contar estrellas antes de dormir e imaginar cómo será la vida de las personas con las que me cruzo por la calle. Me siento sola más a menudo de lo que me gustaría, y prefiero sufrir yo a que lo hagan los demás. Tendía a confiar en exceso y eso me ha traído más de una dolor de cabeza. Mis estados de ánimo cambian con el viento y no sé decir que no cuando algo me hace daño. Te digo todo esto y quizás no me creas, no te estoy dando ninguna garantía. Pero, quédate con el principio, me gusta mantener mis promesas, aunque al resto del mundo no les importen.

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