jueves

El dolor no lo encuentras en las grandes tragedias griegas, ni en las canciones de amor que nunca oyes. No está en la traición de un amigo, ni siquiera en esas tardes en las que el desamor sólo te lleva a abrazarte las rodillas mientras lloras preguntándote,¿por qué a mí?. El dolor lo encuentras en una cama. Una cama en la que lo que fue está tan difuminado que no sabes donde buscarlo. Una cama llena de la angustia del olvido, donde hace tanto tiempo que se perdió el norte, el sur, el este y el oeste. Desde donde ves a esas personas a las que tan vagamente recuerdas querer, pero que no son más que extraños en la niebla. Daría lo que no tengo por saber en qué piensas cuando miras al vacío, cuando ves esas cosas que nadie más parece ver. Reconocía la angustia en tus ojos cuando ese rayo de lucidez te alcanzaba de repente, sinceramente me alegro de no verlo ya. Porque no soporto ver como te das cuenta de lo que te consume, sabiendo que poco o nada puedes hacer para evitarlo. Porque quizás ha llegado el momento de decir adiós y me es imposible decírselo a quien tanto ha significado, a quien tanto ha hecho por nosotros.La memoria es traicionera, te recuerdo a duras penas, pero juraría que esta no eres tú, aunque difícilmente podrías serlo. La memoria es traicionera, ojalá fuera más amigable para poder pedirle que no te abandone.

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