lunes

Es curioso como gira el mundo. Curioso como una serie de coincidencias desembocan en un hecho que termina formando parte de esos pedazos que conforman una vida. Eso fue ella, una coincidencia afortunada en medio de una tormenta. Estaba en el lugar adecuado, en el momento oportuno. Claro, que ella es muy de eso. Sin embargo, la oportunidad es solo una de sus muchas cualidades. De primeras parece tener una auto confianza envidiable por cualquiera que carezca de ella y, sin embargo, cuando la conoces te das cuenta de que hay más de fachada que de realidad. Cuidado, eso no significa que por ello su personalidad resulte menos atrayente, al contrario, te hace preguntarte qué pasará por su cabeza para que no se vea a sí misma como la vemos los demás. Valiente como pocas nunca la he visto flaquear en sus determinaciones. Sufre como todos pero, en vez de quedarse en eso, aprende como nadie. Entiende que la vida sin dolor no merece la pena vivirla y se arriesga con todo lo que se le ponga delante. Vive de sueños y anhelos, se alimenta de esperanzas y planes y duerme con ellos bajo la almohada. No se engañen, no es una ilusa, tiene los pies más en la Tierra que la mayoría de los mortales, y por esto y su tenacidad conseguirá todo lo que se proponga. Tiene una forma especial de ayudarte a enfrentarte a las situaciones haciéndote preguntas que ni ante ti mismo te atreverías a formular, y de conseguir que te plantees situaciones que dabas por hecho como las más normales del mundo. Con ella no valen las verdades a medias ni las medias tintas. Su carácter, directamente proporcional a mi capacidad para sacarla de quicio, es tan fuerte como un roble, que no se doblega, pero se moldea a base de argumentos razonables. Ah, y siempre, pero siempre, se que está ahí para mi.
He escrito todo esto y en realidad no he escrito nada. Nada, porque nada de lo que se escriba de una persona es capaz de hacerle justicia, y menos a ella. Ya me lo dijo ella una vez, las palabras nos unieron y son las que nos mantendrán así para siempre.