lunes

Te destierro, destrozo tu recuerdo y te entierro entre sonrisas. Y sin quererlo vuelves a colarte. Te reconstruyes y me revientas las murallas desde dentro. ¿Qué esperanza nos queda si no podemos controlar ni nuestros propios pensamientos? Encuentras mil escusas para reinventarte, para volver a aparecer entre esos espacios en blanco que últimamente pueblan mi mente. O quizá sea yo quien te busca. Tu recuerdo es como uno de esos días cálidos de noviembre, inesperados y con un regusto amargo a verano. Debería estar prohibido pensar tanto en algo, porque no me dejas concentrar en nada más.

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